Un minuto puede ser un lapso de tiempo
extremadamente corto, un suspiro consumido en veinte respiraciones. Pero
puede ser también eterno cuando se espera una respuesta, un mínimo
gesto comunicativo que no llega. Se convierte en un desafío a la buena voluntad cuando solo es uno entre otros 525.600 minutos de silencio y vaguedades.
Pero por encima del silencio están la determinación y la convicción de
estar entregando parte de nuestro tiempo a una reivindicación que
sabemos justa. Aquí estamos y aquí seguiremos.
Está es una buena
ocasión para dar marcha atrás a las agujas del reloj y recuperar
fragmentos de nuestra memoria, de releer la letra de alguna canción que
ya se acerca a los cuarenta años sin poder evitar esbozar una media
sonrisa escéptica, un poco amarga. 1978. ¿Han cambiado tanto las cosas?
¿Siguen incrustados ciertos males en las instituciones y la política?
Ahí quedan las preguntas acompañadas de alguna certeza: Aquí estamos y
aquí seguiremos, no nos desaniman ni el tiempo ni el silencio.
Preguntas que volveremos a realizar por segunda vez:
-Con respecto a nuestra solicitud de una reunión con la alcaldesa en
torno a nuestro proyecto ¿cuando se nos va a dar una fecha concreta?,
¿habrá voluntad real de seguir avanzando en dicho proyecto? Y, en el
caso de no ser posible ¿qué utilidad le dará a las escuelas visto el
compromiso adquirido con la empresa Solvay?
No hay comentarios:
Publicar un comentario